El centro comercial representa un concepto urbanístico que sirve para el abastecimiento de la población de productos de uso a corto, mediano y largo plazo, para la satisfacción de funciones centrales de servicio, para la provisión de empleos para una gran cantidad de personas, como lugar de esparcimiento y como foco sociocultural y comunicativo. Los centros comerciales tienden a generar el desarrollo de comercio en sus alrededores y tienen un impacto duradero en el desarrollo físico y funcional del espacio urbano.
Para garantizar el éxito y una mayor afluencia de público, la clave está en ofrecer productos y servicios que satisfagan las necesidades del consumidor, ofrecer comodidad y hacer más fáciles las compras en un ambiente comercial más agradable.
Hay que mejorar el servicio que ofrecen los establecimientos y rentabilizar al máximo sus recursos, tanto personales como los de marketing, publicidad y estrategia de ventas, entre otros. Partiendo de este hecho, una alta dosis de capacitación en nuevas tecnologías, nuevas formas de hacer mercado y hasta nuevas formas de actuar ante diferentes situaciones permitirá convertir y gestionar esa zona comercial en un espacio más atractivo de cara al consumidor.
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En el punto donde se detiene la ciencia, empieza la imaginación.